Un científico de la NASA explica por qué el mundo no acabará en 2012
El próximo mes de noviembre se estrena la película 2012, una superproducción de Hollywood que vuelve a llevar a las pantallas la destrucción del planeta Tierra. Con motivo de este estreno, la proliferación de las teorías que apoyan esta creencia ha crecido, sobre todo a través de Internet, dando mayor veracidad a mitos de diferentes creencias y recurriendo a viejas profecías.
Y es que, como al parecer también predijera Nostradamus (siglo XVI), la existencia de nuestro planeta concluiría en esa fecha (la que da título al film), más concretamente en diciembre de 2012.
Como recogen desde la web de Daily Mail, y a tan sólo unos días del esperado estreno, un científico de la NASA, David Morrison, ha decido explicar públicamente lo rídiculo de las teorías catastrofistas que afirman tales consecuencias.
Morrison, encargado de la sección dirigida al público 'Ask an Astrobiologist' ('Pregunta a un Astrobiólogo'), estaba algo cansado de recibir emails de gente asustada ante la posibilidad de que el mundo acabara dentro de tres años. Por ello, ha contestado a las 20 preguntas más frecuentes acerca de esta profecía en un amplio artículo publicado por la revista Astronomical Society of the Pacific.
Son varias las teorías que han coincidido en señalar el año 2012 como la fecha clave para la destrucción del planeta. Una de las profecías se basa en las creencias de la antigua civilización maya, que sostenía este final. Una creencia que se vio reforzada por las predicciones catastrofistas de un científico que escribió sobre una de las civilizaciones de Mesopotamia: la del territorio Summer.
Según contaba este científico, en la mitología babilónica se habla de un planeta celeste llamado Nibiru, que colisionaría con la Tierra en 2012. Morrison, al igual que toda la comunidad científica, desmiente por completo la existencia de tal planeta: "Nibiru es un mito, no existen evidencias que prueben su existencia. Un planeta 'cercano' pero 'invisible', es algo sencillamente rídiculo".
"Las predicciones hablan de 2012 como el año del fin de la civilización, pero también de un año en el que la humanidad sufrirá un gran cambio. La gente se ha quedado con lo primero, aunque no hay base científica en ninguna de las predicciones", sigue explicando.
El experto de la NASA comenta que en ningún caso pueden predecirse con exactitud grandes catástrofes naturales. En el caso de grandes meteoritos sí pueden calcularse distancias y recorridos de los mismos y lo cierto es que ese riesgo hoy no existe, concluye.
¿Una conspiración?
Al científico le hacen gracia las especulaciones acerca de una posible conspiración, en la que el Gobierno sabría de la existencia del misterioso planeta. Un secreto que mantendría para evitar alertar a la población. "Aunque quisiera, el Gobierno no podría guardar un secreto así -cuenta- Si fuera real, ya habría sido objeto de estudio para muchos astrónomos, y éstos lo habrían hecho público seguro".
"Conozco a la comunidad astronómica, y estos científicos no pueden guardar un secreto aunque se lo ordenen -dice- !Cómo para guardar un secreto así¡".
El calendario maya sólo se prolongaba hasta el 2012, lo que originó la profecía. El científico de la NASA aplica el sentido común para despejar este malentendido: "El calendario que tengo en mi despacho acaba el 31 de diciembre de 2009, pero yo no lo interpreto como el 'Armageddon'. Se trata sólo del comienzo de un nuevo año".
"Los calendarios antiguos son muy interesantes para los historiadores, pero no tienen la precisión de los actuales. Además no olvidemos que ningún calendario tiene la capacidad de predecir lo que va a suceder", continúa Morrison.
Las ya populares profecías de Nostradamus también relacionarían el fin del mundo con el año 2012, algo que para muchos aporta suficiente credibilidad; sin embargo, Morrison señala en su artículo que no hay evidencia de que realmente se haya cumplido algo de lo predicho por este hombre, a pesar de la sugestión colectiva, fruto de diversos rumores.
¿Una campaña de marketing?
Son muchos los que apuntan que, con motivo del estreno del film, se habría puesto en marcha una campaña de marketing viral, basada en generar inquietud.
El trailer de la película versa sobre la posibilidad que plantea la teoría de la conspiración: un Gobierno que conoce la verdad pero que la esconde al no poder hacer otra cosa. El mismo trailer invita al final del vídeo a una búsqueda en Google.
Se ha creado incluso una web científica falsa que pretende ser la home de la organización The Institute for Human Continuity, también ficticia. En el site se les ofrece a los usuarios la posibilidad de sumarse a una especie de lotería en la que se sortea la posibilidad de ser uno de los pocos afortunados con 'billete' para escapar y salvarse del 'Armageddon'.
Morrison ha mostrado su rechazo hacia este tipo de películas, que, según él, sólo sirven para generar miedo entre los ciudadanos. "Espero que la gente sepa distinguir las películas de Hollywood de la realidad".
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